El Equipo A

Oigo de manera frecuente, y más ahora que estamos en plena convocatoria de Huelga en Defensa de la Escuela pública, la de tod@s y para tod@s, oigo a muchas personas que dicen que salir a la calle no vale para nada, que con una mayoría en el Congreso da igual hacer Huelga, da igual recoger firmas, da igual asociarse, da igual hacer asambleas ciudadanas, da igual todo.

 Sin entrar ahora en el debate sobre qué es lo que pasa con los Gobiernos que desoyen a la ciudadanía, me entra la terrible duda sobre qué es lo que puedo hacer –lo que podemos hacer- para defender la Escuela Pública, la Sanidad, nuestros derechos reproductivos como mujer, nuestro derechos civiles, nuestros derechos como seres humanos que somos.

Y como hablar sobre lo que nos están quitando en estos tiempos es redundar y aburrir, y nos agota oírlo a quienes creemos que recortando en la prevención del Cáncer de mama están recortando nuestra vida, a quienes creemos que recortando en educación están recortando la vida de generaciones enteras; y también aburre a quien no quiere escuchar, hoy voy a hablaros de que echo de menos al Equipo A.

 Sí, echo de menos ese grupo de forajidos, cuatro de los mejores hombres del ejército americano, esos soldados de fortuna buscados por el Gobierno que eran buenos, muy buenos, y que estaban dispuestos ayudar a cualquier persona con la que se cometiera una injusticia. Si me decís que salir a la calle no vale para nada, yo he estado pensando, y la única solución que se me ocurre es que venga el Equipo A. Porque si no podemos salvarnos como sociedad por nosotros mismos, necesitamos que alguien se ponga de nuestro lado y le coloque unas esposas al malo, mientras nubes de humo negro suben al cielo.

 No creáis que hablo de violencia, no. El Equipo A no era violento. Sólo apresaba a los malvados, a los que se aprovechaban de los otros. Les daban un par de golpes contra alguna valla metálica y los dejaban, si no en disposición de la justicia, tan asustados que no volvían a meterse con las pobres gentes. No, el Equipo A no es violencia.

 Violencia es ser una constructora como OHL y despedir a un trabajador que lleva treinta y cinco años en la empresa justo cuando cumple sesenta, alejándole de una prejubilación. Y cuando ese trabajador decide demandar, llamarle por teléfono, decirle que no se lo esperaban de él, asustarle, llamarle ignorante y negarle los papeles del paro.

 Si no puedo salir a gritar a la calle, si no vale de nada juntarme, pensar, manifestarme, hacer Huelga, que venga el Equipo A.

 Violencia es que Micrópolix despida al setenta por ciento de la plantilla porque ésta no ha querido renegociar un contrato que le bajaba el sueldo hasta límites insospechados y firmar que la empresa pueda llamarles cuando quiera, debiendo incorporarse a su puesto de trabajo inmediatamente. ¿Tienes vida personal? ¿Por qué? ¿Para qué? En Roma los esclavos no la tenían.

 Si no puedo salir a gritar a la calle, si no vale de nada juntarme, pensar, manifestarme, hacer Huelga, que venga el Equipo A.

 Violencia es que empresas que trabajan para el grupo VIPS hagan contratos de mes en mes, de cuatro horas porque no hay producción, pero luego te pidan amablemente que te quedes unas horitas más, a ver si se te va a ocurrir negarte, mira que te juegas la renovación.

 Si no puedo salir a gritar a la calle, si no vale de nada juntarme, pensar, manifestarme, hacer Huelga, que venga el Equipo A.

 Violencia es la que sufren día a día millones de españoles y españolas en su trabajo, una violencia soterrada, escondida, que muchas veces acaban asumiendo como normal, naturalizando el miedo como parte de su día a día, de tal modo que la mayoría de las veces ni siquiera son conscientes de que lo sienten. Y en multitud de ocasiones son esas mismas personas las que te preguntan por qué haces Huelga, qué vas a conseguir, si total, tienen la mayoría.

 Yo salgo a gritar a la calle, me junto, pienso, me manifiesto y hago Huelga por la Educación Pública porque no puede venir el Equipo A, quemar los coches de los responsables que nos ahogan, empujarles contra algún almacén con pared de contrachapado, maniatarlos, montarlos en un autobús y echarlos del país.

 Por eso hago Huelga, por eso y porque siempre me han gustado que los planes salgan bien.