De fé y confianza
En 2006 fui a Cuba con un grupo de
amigos muy querido. Un día, un chico se nos acercó, habló con nosotros y de
repente empezó a formar parte del grupo. Tomamos mucho ron, reímos mucho,
bailamos con mucha otra gente. Pasamos horas con él. Al acabar la noche nos
acompañó a la casa donde dormíamos, empujó a Rubén y le quitó el bolso.
Grité muchísimo. Me acordé de mi
padre, que nos ha educado en un estado de alerta casi permanente ante su propio
miedo de que nos pasase algo malo. Sus consignas salieron a borbotones de mi
cabeza en forma de un grito casi llanto. Tú grita, que salga la gente, decía
siempre mi padre. Y grité socorro muchas veces. Pero lo único que podía pensar
de manera constante, era en cómo había podido robarnos alguien con quien
habíamos compartido casi un día entero. Cómo podía haber sido tan estúpida de
fiarme de alguien que luego solo quería estafarme. Recuerdo especialmente que
en varias ocasiones nos dio la mano para atravesar una parte del terreno. Pero
él no quería ayudarme. Solo ganar mi confianza.
Hoy me gustaría gritar. Gritar
mucho, para ver si se me quita la tristeza. Porque lo que siento hoy es que me
han estafado, que me han robado una parte importante de mí, que me han
engañado. Siento el mismo estupor que me recorrió el cuerpo cuando vi asombrada
cómo asía el bolso, lo sacaba por la cabeza y echaba a correr. Me estaba
robando mi confianza y dándome una lección que por lo visto, he vuelto a
olvidar, la de que no se puede confiar en la gente.
Hoy a las diez de la mañana los
tres concejales de izquierda independiente han dejado sus delegaciones. Han
renunciado a ellas. Fue la decisión que votó mayoritariamente la asamblea
del partido el jueves 2 de febrero. Y yo me siento triste y engañada. Abrimos un proceso de participación para
presentarse a las Primarias de Izquierda Independiente. Yo avalé a la que hasta
el 21 de diciembre era nuestra compañera y nuestra concejala número cuatro. Yo
firmé su proceso de entrada. Ella decide
irse del grupo municipal diciendo que se siente muy mal dentro de él. Jamás nos
dice nada. Ni siquiera a mí. El problema es que no se va del todo. Se va, pero
se queda. Quiere seguir siendo concejala delegada de cultura, seguir dentro del
gobierno. A partir de ahora, las personas que la votamos, porque votamos a
izquierda independiente, tenemos que hacer un ejercicio de fé y creer que ella
sigue representando aquellos ideales por los que se presentó. Ella cree que
debemos hacer ese ejercicio de fé, pero de qué manera confías ahora en quién
presenta su dimisión sin ni siquiera
avisarlo, cómo estar segura de que sin una asamblea y una organización
detrás, ella va a seguir representando los intereses de las personas que la
votamos. Son dos posturas irreconciliables. De corazón, le deseo lo mejor en su
vida, pero cuánto dolor ha levantado.
Pero hoy, por lo que quiero gritar
es porque pienso en lo que le ha costado a Izquierda Independiente estar donde
está. En ese trabajo ilusionante, en esos préstamos económicos personales. Un
partido local que gana su credibilidad puerta a puerta. Vecino a vecina. Un
partido que molesta mucho. Porque a fuerza de trabajo nos hemos hecho
indispensables. Y eso al PSOE de siempre, al PSOE rancio y a otro sector de la
izquierda, no le gusta. Ya se reunieron antes de las elecciones para no
dejarnos entrar en el gobierno, pero el resultado, cuatrocientos votos de
diferencia con ellos tan solo, no les dejó opción. Y entrábamos si no estaba
Ciudadanos. Supongo que eso no lo perdonaron. Podemos hacer muchas cábalas. La
prensa no hace más que preguntar. ¿En qué beneficia esto al PSOE? Bueno, si quedábamos
en el gobierno, por arte de magia, éramos uno menos y quizá ellos uno más. Si
nos vamos, con ese pacto previo con Cs, no habrá mucho problema.
Nos vamos por ética política. No
por quien nos abandonó pero sigue siendo concejala delegada, sino por quien lo
permite.
A quienes dicen que esto es un
problema interno de Izquierda Independiente les contesto que sí, es un problema
que una concejala se vaya y no renuncie al acta. Pero es un problema del
Gobierno cuando se la mantiene dentro de él, en la Delegación de Cultura.
A quienes nos dicen desde el cariño
que teníamos que seguir dentro, explicarles que es imposible sacar adelante
proyectos sentados en una mesa donde los socios de gobierno no quieren que
estés. Me pregunto qué va a decirnos este PSOE dentro de dos años.
A quienes nos dicen que ponemos
los intereses de Izquierda Independiente por delante de los de Sanse,
explicarles que esta decisión ha sido muy dura y muy difícil. Y contarles que
pasar a la Oposición significa menos poder, menos capacidad de cambio, menos
dinero, compañeros que regresan a sus puestos de trabajo y compañeros que van
al paro. Hemos pasado por encima de eso porque nos parece que nos votaron para
ser fieles a nuestros principios, nos votaron por para trabajar por Sanse, para
cambiar Sanse y no para estar en el Gobierno a toda costa, dando igual lo que
pasase.
Y a todas esas personas que
siguen ahí, gracias. A todas esas amigas, esos amigos, conocidos,
simpatizantes, vecinas…todas las personas a las que se ha implicado en la
construcción de un Sanse mejor, esas personas que pegaron carteles a nuestro
lado, que se colgaron la identificación de interventores, que hicieron
bocadillos, que cerraron papeletas en sobres, gracias. Gracias por acompañarnos
en un esfuerzo titánico para estar dentro de las instituciones. Gracias por
comprender que nos vamos porque no hacemos carrera de la política. Porque
entendemos que ser concejal no es un puesto de trabajo, sino una labor temporal
de servicio público. Gracias por aplaudir que no nos agarramos a los sillones y
que hubiera sido fácil callar y seguir sentados.
Siento una pena inmensa porque
los proyectos que planificamos tendrán que seguir esperando, siento una pena
inmensa porque mucha gente, durante años, ha trabajado para llegar a poder
cambiar algo y de repente, todo ha estallado por los aires.
El cubano que nos robó, mientras
huía, dejó caer los pasaportes y los DNis, y pudimos regresar a España. Se
quedó con mi dinero y mi confianza, pero aquel pequeño pueblo del sur de Cuba
se volcó en ayudarnos. Buscó días y días, nos ofrecieron agua, cobijo. La
policía no encontró nada. Nos explicaron que alguien había debido esconder al
estafador en alguna casa.
Tengo el corazón en un puño
porque me han robado el bolso y en él iba mi fé en la gente, mi apoyo, mis
convicciones. Pero tengo el alma revuelta porque otra vez alguien le ha dado
cobijo en una casa.
Etiquetas: izquierda independiente, política, Sanse, transfuguismo
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