En Cuclillas

Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Ya los ejércitos se cercan, las hordas (...)El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo. (Borges)

17.7.09

¿Por qué?


Se me hunde el alma y se me atragantan las palabras cuando leo la noticia: Seis jóvenes, cuatro menores, violan a una menor de trece años.



Acabo de leerla, veo otros foros de opinión y me pregunto... ¿Es que nadie es capaz de pensar por qué seis jóvenes,cuatro menores violan a una niña de trece años? Qué terrible es pensarlo, pensar y tirar del hilo, y llegar a preguntarnos qué parte de responsabilidad tenemos en toda esta horrible historia.


Dicen los que conocen a la familia de los agresores que no pueden entenderlo. "Que son gente normal".
Dice la policía que "no parecían ser conscientes de la gravedad de los hechos".


Quizá esto es lo que pasa cuando educamos a nuestros hijos regalándoles una imagen distorsionada de la mujer. Los niños copian conductas de los adultos. Cuando en Segundo de Primaria ellos juegan a tocarles el culo a ellas, ya están ambos sexos jugando un papel muy claro y definido. Ellas son las "tocadas", que huyen, y ellos son los que tocan. Y lo hacen sin intención, sin saber por qué está mal, o por qué está bien. Pero cuando los niños de siete años "juegan" a eso, es porque ya están aprendiendo, unos y otras, qué rol desempeña su sexo en la sociedad. Y lo aprenden. No nacen con ello. Ven conductas en casa, en la tele, en la calle. Aprenden que nosotras estamos ahí para ser tocadas. Que somos algo disponible, que somos algo pasivo mientras ellos son algo activo. Algo activo que decide si tocar o no. Nosotras no decidimos. Somos el objeto y ellos el sujeto.
Debemos educar a nuestros niños y niñas enseñándoles que las mujeres TAMBIÉN SOMOS SUJETO.

¿Por qué nos extrañamos? ¿Qué es lo que nos duele? ¿Que son menores? Pero, ¿A partir de qué edad a los papás y a las mamás les parece bien que su hijo ponga pósters de chicas desnudas en las parecedes de la habiatación? ¿Once años? ¿Doce? ¿Trece? ¿Qué diferencia pueden encontrar esos niños en las fotos de las paredes de su habitación y la compañera de clase que tienen al lado? ¿O no tienen una y otra tetas?

Hace un par de días sacando un DVD para poner otro, apareció un programa del corazón de sábado por la noche. Telecinco o Antena Tres,supongo. Hablaban de los encierros y de la muerte del corredor de Alcalá de Henares en Pamplona, debe ser, porque Jimmy Giménez-Arnau, creo que era, dijo algo así como : ...bla,bla,bla...encierros...para que no muriera nadie en lugar de toros deberían correr mujeres desnudas y todos detrás de ellas (Risas del público), y luego, pues como ya están desnudas (fíjate que bien, añado yo) pues cada uno que haga lo que pueda con la que pille.

¿Alguien dice ALGO ASÍ y el público se troncha, el presentador/a no dice nada y no le prohíben la entrada al plató de por vida? Nos compara con animales, nos quita el raciocinio, nos desnuda, nos pone a correr y a ser violadas en cuanto que uno nos alcance. Él se quedó tan tranquilo, pero yo le hubiera escupido en la cara. Así lo digo.

Luego, cuando llegan las consecuencias -que siempre pagamos las mismas- nos alarmamos, nos llevamos las manos a la cabeza, nos preguntamos la clase de educación sexual que les damos a los infantes, y nos escandalizamos, seguros en nostros mismos de que eso no nos puede pasar ni a nosotros ni a nuestros niños. Eso sí, lo pensamos tranquilamente leyendo un periódico que contiene anuncios de prostitución, comprando FHM, haciendo comentarios sobre las tetas o el culo de aquella, o lo que le haríamos, sonriéndonos cuando nos dicen obscenidades por la calle cual si fueran cumplidos, sintiendo una extraña complicidad cuando vemos que nuestro hijo "ya es un hombre"porque tiene revistas porno, riendo los comentarios del amigo de turno sobre la compañera de al lado, ayudando a nuestras hijas a vestirse para gustar según está establecido o haciéndolo nosotras mismas.

Las mujeres somos SUJETO. Tenemos capacidad de pensar y decidir, por mucho que todo parezca decir lo contrario. No estamos en el mundo para ser escogidas o desechadas, para ser admiradas o repudiadas, para disfrutar de nosotras o no. ESTAMOS, SOMOS. Y mientras los hombres y mujeres no comprendamos esto, cosas tan horribles como las que narra la noticia seguirán ocurriendo. Desgraciadamente.