En Cuclillas

Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Ya los ejércitos se cercan, las hordas (...)El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo. (Borges)

26.9.09

Millenium,feminismo y abolición de la prostitución








Sin acabar la saga Millenium me atrevo a alabar a este sueco que no llegó a ver su éxito editorial. Más allá de la revitalización que supone una saga así para un género que muy pocos dominan, como es la novela negra, nos encontramos ante un estilo sencillo y accesible que nos permite entrar en una trama actual y bien construida. Leemos a alguien que escribe sobre algo que conoce, pero también a alguien que fantasea e inventa unos personajes tan jugosos que el séptimo arte ya se ha apresurado a caracterizar. No voy a negar que soy una persona bastante exigente a la hora de valorar lo que leo. Eso no significa que escoja de manera remilgada mis lecturas. Sigo fielmente a unos de mis profesores de Teoría de la Literatura, que ante el asombro de más de un “exquisito” mantuvo: “Hay que leerlo todo. Vosotros tenéis que leerlo todo. Desde el Quijote hasta Corín Tellado, porque vosotros debéis leer lo que se lee”. Muchos se echaron las manos a la cabeza, pero he sabido mantenerme fiel hasta el momento.





Me resistí a Larsson sin embargo. Desconfié de él como desconfío, de primeras, de cualquier plaga. Eso es lo que suponía la saga Millenium. Gente leyendo en el metro, gente leyendo en las Terrazas, en los bancos, en las bibliotecas, en el autobús…en casa. Y de repente un día me lo recomienda una amiga de las de verdad…. Entonces me di cuenta de que me lo tenía que leer.
No os engañéis. Esto no pretende ser una crítica literaria, aunque podría. Esto es una mención a Stieg Larsson, porque ha conseguido meter el feminismo en todas y cada una de las familias que han manoseado sus libros, que se los han bebido y los han recomendado.





No es la primera vez que hablo de la sociedad sueca en este blog. Supongo que tampoco será la última. Suecia tiene el honor de ser uno de los países más feministas de Europa, y nos da lecciones de igualdad al resto en casi todos los ámbitos. Es el ejemplo a seguir en prostitución: abolicionista convencido, lucha por la erradicación de la máxima expresión de violencia hacia las mujeres sin caer en los dogmatismos baratos en los que cae la derecha y la mayoría de la izquierda de nuestro país. Sabe que no es una cuestión de libertad individual y que detrás se esconden las mafias. Por mucho que le duela a Telecinco y a su sensacionalismo barato, Larsson les ha metido un gol.





Y se lo ha metido a Telecinco y a todos los que creen que regular la prostitución es bueno para las prostitutas. Se lo ha metido a toda la sociedad española, inglesa, francesa, italiana y alemana. Una sociedad europea mojigata que no se atreve a hablar claro y decir algo más allá del “No quiero verlo cerca de mi casa” o del “ Es un problema que siempre va a existir”.





Millenium está escrito por un hombre feminista. Y es feminista porque ha sido educado en una sociedad feminista. Una sociedad que cree que las mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones como individuos que los hombres. Una sociedad que se atreve a hacer política feminista sin plantear cómo de bien habla su ministra de Igualdad cada vez que interviene en el Parlamento. Una sociedad que enseña desde la escuela valores coeducativos, porque maestros y maestras creen en ello. Una sociedad comprometida de verdad en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Contra el machismo. Una sociedad que hace crecer a sus hombres y mujeres en una ciudadanía conjunta e igualitaria. En esa sociedad creció Larsson.





Por eso Millenium presenta unos personajes masculinos y femeninos que son feministas. Stieg plantea un libro de seiscientas páginas sobre la implicación de hombres poderosos en la trata y la utilización de “servicios” sexuales. Algo habitual en nuestra sociedad. La diferencia es que las seiscientas páginas versan sobre el problema de la prostitución en Suecia y presiento que pocos lectores o lectoras han sido capaces de descubrir el renglón donde explica que es un problema gravísimo. Pocos habrán abierto los ojos como platos al descubrir que todo el libro se orquesta en torno a CIEN mujeres prostituidas. CIEN. ¿Alguien ha reflexionado cuántas son en España? Según la Policía Nacional son decenas de miles. ¿Alguien se ha preguntado por qué en España no pensamos en el prostituidor, en el “cliente”, en el putero?









La única novedad es la “normalización” y extensión del fenómeno. La Policía Nacional estima que hay 2.500 clubs de alterne en España. Sobre el número de “trabajadoras del sexo” hay estimaciones muy variadas, pero todas se miden en decenas de miles, en un 90% extranjeras. Con este amplio abanico de oferta y a bajo precio, no falta clientela: según el Instituto Nacional de Estadística, el 27% de los varones de 18 a 49 años admite haber pagado por sexo alguna vez, y seguro que otros “saben pero no contestan”.



Tal vez el aspecto más revelador es que el cliente de la nueva prostitución es más joven, según mostraba un significativo reportaje en El País (15-01-2008). Si antes el cliente habitual era un varón casado y con cargas familiares, mayor de 40 años, ahora abundan los jóvenes de más de 20 años, con una media de edad de 30.



¿Por qué crece la demanda? ¿Nadie va a reflexionar sobre la vinculación entre prostitución y pobreza? ¿Entre prostitución y emigración?


Pero no es sólo prostitución. Millenium está escrito desde la Igualdad y el feminismo, y eso se nota. Se palpa en los personajes femeninos fuertes, no dependientes, seguros de sí mismos, que disfrutan de su sexualidad, que deciden actuar por sí mismos, que tienen muy claro cuándo un hombre las acosa simplemente con la palabra o con la mirada. Y que eso, en Suecia, es delito.
Los tres libros de Stieg Larsson nos dejan con ganas de más. De más hombres y mujeres como Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist. De una sociedad comprometida de verdad con la igualdad entre hombres y mujeres.



La saga Millenum ha metido el feminismo en cada una de las casa de los españolitos de siempre, que no entenderán, como los “malos” de los libros, que Salander sea capaz de defenderse sola, o que no quiera que nadie la acompañe. Qué gusto que sea uno de los más leídos. Qué gusto que revitalice la novela negra. Qué gusto que sea feminista, que utilice y revalorice la palabra. Qué gusto que pueda haber hombres como Stieg Larsson.






Para saber más sobre la abolición de la Prostitución.